Con la lupa de un numismático rastreo el vestido de musa del arte. Y no
hallo más que muchas ganas de decir al mundo que basta ya de engaños, que todos
somos creadores. Que todos tenemos el dedo inicial que pinta de pigmento la piedra
de la cueva. Que todos hacemos el arte de esperar la muerte, distrayéndonos a
veces, pavoneándonos otras, pero siempre terminamos por reconocer que en algo
creemos, y creamos nuestros hilos para mover el teatro del día a día.
Creo en la dulzura que calienta la sonrisa del que pierde, del que para, del
que tiene en el sombrero apuntando la última bala. De este mundo de disparos a
los menos trabajados. De este mundo de pistolas que condenan al fusilado.
Sin terror en las entrañas creo. A ciencia cierta creo.
Sin razones, con la vida en el pulso. Con los nombres en la boca.
Con mucha confusión, con errores, con olvidos y egoismos. Creo.
Creo en la maternidad que te enfrenta a tus miedos, que te lleva al lugar de
dónde no recordábamos que veníamos. Creo en que una vida infunde valor en otra.
Creo en la belleza del ser humano cuando lo alumbran las entrañas. Creo en la
belleza cuando la vida se apaga, cuando relata su historia, con años de
distancia. Cuando no hemos aprendido a cargar con nuestras vísceras, con nuestras
arterias que sustentan.
Creo en el ser humano. Será locura pero existe, y creo que está preparado.
Para transformar aquello que se nos cuela entre las manos, que gotea vida que
no es recogida, sino abandonada, amontonada, hacinada.
Creo en la mujer y el hombre.
Porque crio, creo.
Creo en el llanto que te devuelve a la vida, creo en la fragilidad del día a
día, en el bebé que no te mira. Yo creo en la lengua de trapo, en la tiza en el
suelo, en los pechos que sanan, en las marcas que curan, en la mirada cargada
de dulzura.
Creo en lo viejo que encontramos al llegar a este mundo. Creo en lo nuevo que
creamos.
Porque crio participo: de ser persona, de ser yo misma, y de ser mundo,
firmamento. Forma, planta, estrella, naturaleza. Colectivo.
Creando creeré en ser lo que necesite ser. Para ser más. Para que seamos
todos más, y no quede ninguno sin creer que se puede. Que se puede creer en la
criatura que llora y que todo lo cree porque cree en nosotros. Nosotros, creyentes
de un mundo muerto.
Creo porque sino muero. Muero de nada, muero de demasiado de mi misma, muero
de tener y no de ser. Muero. Y cuando crea que ya no creo, escribiré en mi cuaderno diez remedios para
criar creencias. Y así criando crecerán conmigo. Y yo si soy paciente, creceré
con ellas.
Crearé un credo, un credo para criar creyendo.