lunes, 31 de marzo de 2014

Caracoleando


A veces es imprescindible parar. Detenerse, cerrar los ojos y sentir que no hay nada más.
A veces es imprescindible callar, bucear y sumergirse y corroborar que no hay nada más importante que la palabra amar.
A veces, sólo a veces nada más, es posible que podamos perder el tiempo en caracolear.
Como los caracoles, perder el tiempo en deleitarse en caminar.
Y caminar y caminar. Y el paisaje no varía, no hay muchas novedades, simplemente arrastras tu cuerpo bajo el cálido sol y te dejas domesticar. Domesticar por la palabra amar.

Amar a la vida que nos lleva por caminos que no esperamos, por veredas por las que no habíamos arrastrado nunca nuestra concha, por acequias llenas de agua que nos asustan con sus corrientes peligrosas.
Amar caracol, amar.

Amar, cuando no sabes si tendrás valor para salir al paso. Si tendrás suficiente palabra para envolverte en ella. Para salirte a buscar en alfombra de plata.
De plata, caracol, de plata.
Amar para poder seguir amando.
Enroscada en la idea de perder el tiempo.
Entusiasmada,
caracoleando.



Y arrastrar la concha, como única carga. Y mirar al sol, como único deber. Y beber de la vida que me ofrece un camino largo, demasiado largo para un caracol. Que sabe que nunca lo va a terminar. Que no le interesa acabar, sino disfrutar del camino. Que camina en un sentido, arriesgado sentido, que sólo le lleva a amar.

…Ama, caracolea, déjate llevar.


Perdonad si alguna vez no respondo, quizás tomé el camino largo para volver de nuevo.
Caracoleando.
Buscando en el camino cómo amar, como los caracoles.
Arrastrando un hogar, un cuerpo.

La baba de plata que deja mi estela la miraré con nostalgia,
nostalgia de aquello que acabo de recorrer.
La baba de plata que deja mi cuerpo la dejaré donde está.
Para que pueda ser.
Amor y camino, tiempo y parada.
Caracoleando jugaré otra vez. A no tener pies, sino un vientre enorme con el que sentir la piel.

Amar caracol, amar.
A veces es imprescindible cerrar los ojos
y lograr amar.


A veces, sólo a veces, oigo una voz que susurra…
“Piérdete en el tiempo que te empeñaste en encontrar.
Y ama, caracoleando, dejándote amar.”



Para andar entre caracoles nos puede venir bien...


Música: Cesaria Evora y Pedro Guerra, Tiempo y silencio





Arte: Mona Hatoum, Mobile home 2005. Cuando llevar la casa a cuestas significa amar emigrando, amar despidiendose, amar entre dificultades, amar como única forma de vida estable.

http://lavidanoimitaalarte.blogspot.com.es


Lectura: El tiempo Vuela, Joäo Pedro Mésseder editado por Kalandraka


http://biblioabrazo.wordpress.com


Ilustración: El cielo por el tejado

4 comentarios:

  1. Qué relajante leerte escuchado de fondo Cesaria Evora y Pedro Guerra.
    Gracias!! besos :)

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  2. Si, esa era la idea... momentos de parada, de frenar el ritmo, de no pensar tanto y sentir más, de dejar hablar al corazón.
    ¡Me alegro haberlo conseguido para ti Maribel! Gracias por leerme y por contármelo :)
    besos

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  3. Me encanta caracolear contigo, detenerme a escuchar tur propuestas musicales, anotar tus titulos sugerentes para cuando tenga un rato.. Como dice Maribel, que relajante es leerte, bucear en tus palabras. Un besazo guapa!

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    1. Gracias María! y a mi me encanta caracolear así, en tan buena compañía...
      Un besazo linda!

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