viernes, 24 de enero de 2014

Noches de piensamedentro


Ilustración: El cielo por el tejado

En esta noche mi vuelo recuerda las noches de piénsamedentro. Noches de brazos y el regazo caliente. Son las 24,00h y creo escuchar una voz a la luz suave de mi mesilla de noche…
Dios de la lluvia abrázame
y bajo tus nubes volveré a considerar
las múltiples formas de besar
el aire bañado en tu perfume singular
de antiguos aromas flotando en el aire
“El último de la fila”

Cuando acabamos de dar a luz tenemos una lamparita encendida dentro. No nos damos cuenta, porque estamos absortas en ofrecernos, en darnos a beber…

Cuando empezamos a dormir como madres no nos damos cuenta, pero hay una luz que se encendió. Hace algunos meses. Cuando aún éramos medio hijas medio madres. Una luz que se mueve ofreciendo las sombras. Una luz silenciosa. Hecha de susurros, de hambre y de sed.

Cuando las noches de piénsamedentro empiezan, las luces de lamparita de noche nos ilumina las incertidumbres, los desvelos, las ganas de ser uno sólo muy adentro…

Qué nos desvelan las noches de leche y senos, qué nos desvelan,
qué nos quieren contar… que no lo sabemos.

Cuando la lámpara nos ampara de la oscuridad, de la noche estremecida, del retorno a los comienzos de nuestra propia vida. Nos ampara de algo más que del silencio de la madrugada, nos ofrece una puerta para abandonar la historia que nos bordamos, sobre la blusa de los domingos. Que lucimos con esmero pero no tiene remedio. Es imposible vestirla después de saber qué es dormir a medio desvelo. Con tu bebé en brazos, sabiendo que no hay marcha atrás, que todo está dispuesto.

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Ilustración: El cielo por el tejado

Acurrucando a la cría, amamantando el verbo más bello. Amar.
Amando amaremos el cielo que nos envuelve sin miedos.
Amar amaremos. A ciencia cierta, amaremos.
Bajo la luz tenue de la lamparita encendida que no supimos ver.
Que nos trae la luz. Que nos da la vida. Que nos empuja a ser otra cosa, enigmática. Soñadora.

Amaremos la luz tenue que nos evita el delirio de seguir siendo un niña. Que no se quiere ver, que se niega la evidencia. Pero a la luz de medianoche, con una criatura al pecho, medio dentro medio fuera de ti todavía, que te estira de la piel… eso es negarte a ti misma. No puedes seguir mintiendo. No cabe la huida, no cabe la fuga… se escapa la llama y no puedes salir corriendo.
Puede que sintamos soledad encarcelada. Puede que creamos que no tenemos derecho a perdernos en nuestro tiempo de nanas. O puede que sintamos que nadie más ve lo que nosotras vemos. Que estamos enamoradas. Que tenemos todo hecho. Que estamos listas para el amor en nuestra cama de amantes, que intercambian miradas. Que no quieren compartir con nadie. Que están entregadas al delirio de nada más darse.

Son noches de piénsamedentro encendidas con un candil que no tiene quien lo sostenga. Porque flota dando luz incierta. Porque nadie sabe el misterio que lo mantiene en alto, alumbrando. Sin apoyo. En el aire. Flotando en el tránsito de un día hasta que llega el otro.

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Ilustración: El cielo por el tejado


Amaremos la luz tenue que nos invita al desconcierto. De buscarnos malheridas. De hallarnos amazonas. De emborrachar al pensamiento que invita a ser coherentes. Para que calle. Para que no hable. Que esta noche es de dos y todo lo que no fluya entre la piel y la sangre no tiene cabida aquí.
Nos hallaremos como sirenas cantoras que llaman al sueño de nuestro pequeño. Que goza de verle durmiendo, al final de la noche que flota. Entre la luz de una pequeña derrota. La de querer volver a la noche de piénsamedentro.

Son noches de piénsamedentro.
Son noches de luna de miel.
De gastar los segundos, las horas, los tiempos.
De estirar de las sábanas de azúcar para arroparnos, entretenernos.
Saboreando. Reconociéndonos.

En mi pequeña avioneta añoro esos cantos de luces tenues y olor a calostro. Hace ya casi cuatro años y todavía me entrego al recuerdo. Que me dio la voz cansada, que me trajo la vida que tengo, la mano en tu cuerpo, la vela que quema todo lo que no encuentro.

Dios de las lluvia apiádate,
de las bestias y de mi pobre mortal.
“El último de la fila”

Gracias por ser eso que no encuentro. Gracias por ser el secreto de las noches de piénsamedentro. De los ríos que manan el agua sagrada. De las lámparas que alumbran el amparo que nos aguarda. Que está escondido, que no tiene dueño, que sale de paseo blandiendo un deseo. Que no tengas prisa, que no tengas sueño, que dejes la risa prendida del cabecero y susurres los cantos que no te dijeron.
No tengas miedo de ser lo que eres. Una dama de la luz que mana para su cría, que adora dormir desnuda y perseguir un nuevo día. Que le hable de ti, que no tienes días, que tienes horas de vida para llenar mi medida. En esta noche de luna de miel. Que tiene el candil de la luz que tu alumbras.

Feliz noche de piénsamedentro…
… desde mi avioneta que vuela recuerdos…
…para todas las recién mamás, y puérperas de nacimiento…


Entre los campos verdes de abril,
lejos del mundo, muy cerca de ti.
“El último de la fila”


 
Pati, me has traido muchos recuerdos desde tu luna de miel con tu pequeño cachorro. La vida recién llegada inunda de luz a la vida que ya estaba posada. Gracias por traerme esta bruma.


Noche de música: “Dios de la lluvia” de El último de la fila en su álbum "Como la cabeza al sombrero"



Noche de lectura: El cantar de los cantares Dos amantes se buscan desesperadamente. Se encuentran y se vuelven a unir, tras una separación, ya definitivamente…
“Se han mostrado las flores en la tierra, 
El tiempo de la canción ha venido, 
Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola. 
La higuera ha echado sus higos, 
Y las vides en cierne dieron olor; 
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.”

Ilustración destacada: El cielo por el tejado
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