viernes, 10 de enero de 2014

Volar, jugar, crear...

Los niños, es de todos sabido, tienen alas. Vuelan sin permiso ni horarios… Eso sí que es soñar… Eso es jugar…

Y jugar, para ellos, es como el arte. Lo llevan dentro y no hace falta que nadie les de las instrucciones. En nosotros, los adultos, es diferente: ¡se nos ha olvidado jugar! Y para crear hay que estar dispuesto, por lo menos, a intentar perseguir su idea, o su forma… ¡o su color al menos!... Jugar es una palabra traviesa en mi cabeza, juega al pilla pilla entre los pliegues de mi cortéx y no hay manera de que la pueda atrapar… se me escapa constantemente. Y mira que me entreno. Ha habido noches que he volado bocabajo (una locura, lo reconozco) intentando que caigan desde mi cerebro algunas migas de capacidad de jugar. Pero creo que tendré que conformarme con las clases magistrales diurnas que me da mi pequeño maestro.



Sus juegos les llevan a donde quieren, son sanadores, curativos y liberadores. Y pintar (o dibujar, o manchar de colores, o garabatear en la arena mojada, o…) es jugar. ¿no os ha pasado en la playa empezar a hacer un agujero en la arena y no poder parar? Sacas arena, una y otra vez. Te ensimismas, te deleitas con el tacto, con lo que estás consiguiendo, disfrutas de algo que no es para nada en concreto. No quieres llegar a Australia, ni aparecer en la China… sólo te dejas llevar y te olvidas.

Cuando un niño dibuja, garabatea o pinta está sacando lo que tiene dentro: la alegría, la ira, la paz, las frustraciones… Cuando crea, hace arte, está trazando un puente entre esa realidad que a veces tanto le cuesta digerir y él mismo. Es magia, porque convierte la realidad (que a veces es luz y a veces niebla) en algo palpable: es azul, o rojo, redondo sobre si mismo o cruza el papel hasta el infinito porque es muy largo, muy grande…

Una mezcla de agua, tierra y pintura para dedos.
Foto: El cielo por el tejado


Cuando vuelo con mi avioneta sobre el azul del cielo y pienso en como describirlo echo en falta ser una niña. No necesitaría más que algo que manche, que se retuerza en mis manos, o que llene de color…
Darle forma a la vida, su forma, eso es lo que hacen ellos sin pararse a pensar. Eso es crear.
Cuando somos pequeños y tenemos alas es muy importante que nos den la libertad de crear desde el papel en blanco. Porque el papel en blanco es un cielo abierto, despejado, donde todo es posible.

De nosotras apenas necesitan la mirada silenciosa y atenta de mamá, sin juicios y llena de cariño. Es todo lo que necesitan para volar sin ataduras, sin límites. Los niños-pájaro pintan las nubes verdes, y rojas y amarillas… y son perfectas, porque son sus nubes. Ellos las conocen mejor que nadie, porque están dentro de ellos. Y los niños-pajarillos son los creadores de los cielos y las nubes… siendo tan chiquitines hacen cosas enormes: saben crear y crearse a si mismos.

En mi pequeña avioneta he intentado hacer un pequeño manual de cómo pintar un cielo a partir de lo que me enseña mi pequeño pajarillo, a ver: las montañas redondas, la lluvia grande y abajo, los ríos amarillos… puff! Pero es imposible, lo que un día es verde otro día es rojo, lo que un día es pequeño otro día es grande… Yo intento aprender de lo que veo en él, de su arte, de su capacidad para crear… Pero creo que el manual se va a quedar obsoleto ¡antes de poder usarlo! Quizás me compre unas gafas nuevas de aviadora, a lo mejor es que las que tengo están rotas :S y no me permiten ver las cosas como realmente son… ¿os pasa lo mismo a vosotras?

Felices sueños a tod@s…
…a dos mil metros de altura…


Para las que tienen las gafas rotas, tengo unos parches que algo arreglan:
Para navegar: http://seeducansolos.wordpress.com/
Para leer: “El niño y su arte” de Viktor Lowenfeld
Y más para leer desde la red: “Pintará los soles de su propio camino” es de descarga gratuita en pdf bajo La Licencia Creative Commons. Precioso. Está en http://www.despertarenlaluz.com/el-libro/

despertarenlaluz.com


Ilustración destacada: Voladora de Sueños para El cielo por el tejado
Fotografía: Voladora de Sueños para El cielo por el tejado



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