viernes, 30 de mayo de 2014

En la orilla

La niebla se enroscó en el cielo,
aprensiva.
¿Dónde está esa madre niña?
Cuando nació se soltó de la mano,
rompió el cordón
y desprendió la mirada.

Pendió,
como penden los hilos.

Esa mujer madre niña,
dormida en la orilla.
Que despierta pálida ante su cuerpo olvidado.
¿De quién es ese hijo que llora por dentro?

Cinco horas después fueron a buscarla,
¿dónde está la madre que duerme en la orilla?
que duerme en la orilla
y que canta al revés.
Como si cualquier cosa pudiera ser.

Ilustración: El cielo por el tejado

Despertó del sueño,
no lloró completa,
no formó su nube de polvo de estrellas.
Caminó dormida entre tanta arena, desierto que auyenta,
que vela, que oprime,
entre tanto vacío.

Recuerda.

¿Dónde está la madre niña debajo del cielo?
Dormidos los ojos,
con el útero errante,
la orilla vacía ¿quien llora a lo lejos?

No busques, no gimas.
Al final nos pare el aliento del ritmo,
el viento incansable que azota la vida.
No gimas ya madre niña
y busca a la madre que duerme,
que ofrece su pecho,
que canta y delira,
que arropa la orilla.

Al final nos pare el aliento del ritmo,
el viento incansable que azota la vida.

La vida.

lunes, 19 de mayo de 2014

Ser de papel y lápiz (Sueños II)


Te pido permiso para dibujar en ti. Perdóname, no quiero reescribirte, no me mal interpretes. Sólo quiero acompañarte desde mi viejo lápiz de mina.

Desde hace algún tiempo me he dado cuenta, que quiero dibujarte los sueños nocturnos. Sólo poner un par de trazos, quizás alguno más que se me ocurra.

Y es que por las noches, a partir de ahora, dibujaré una sonrisa al dormir contigo e ilustraré tus cuentos mientras sueño. Que nada enturbie tu paz, que todo lo pueda por ti. Que los lobos sean lobos, y no maldad que se ensaña. Que la princesa no se salve sino que amenace volver.

Sólo así podrá ser. Que despacio, como un caracol que se arrastra, te acompañe a vivir.

Cómo acompañarte a vivir tus miedos, si no es como un caracol.
Cómo acompañarte a vivir tus riesgos, si no es con el vientre sobre el suelo.

Desde hace algún tiempo tengo el pincel preparado. Desde hace algún tiempo quiero dibujar otra forma de mirarte, con la mancha repartida por todo el papel, sin juzgarte, respetando tu forma original, sin empañar la línea que te forma.

Ilustración: El cielo por el tejado

Y es que sólo quiero dibujar tus sueños, los que tienes por la noche, que te persiguen a veces. Sólo quiero ilustrar tus cuentos para que sepas que estoy ahí, así callando, mientras duermes. Para acompañar tus pasos por la tierra de los dragones, que no son de fuego, sino de leche. Y se ríen mientras duermen y te llevan a cualquier lugar.

Sé que no soy quien para decirte qué es este mundo. Sé que no puedo, ni quiero, ni debo, colorearte lo que es gris, o blanco o negro. Pero yo sólo quiero estar ahí,  acompañándote en silencio, cuando quieras cerrar los ojos. Cuando mires a otro lado, cuando la imagen sea tan fuerte que no sepas quitar la mirada.

Yo sólo quiero dibujarte un sueño, con tapa dura y entelado.
Yo sólo quiero estar contigo como si tu fueras el lápiz y yo el papel preparado. Acompañando los trazos, recibiendo el grafito, apostando por las líneas que suben más alto.

Como un caracol tendré que pintar de blanco la estela de mis pasos, para que sepas por dónde paso, para que sepas que yo he caminado.

No quiero dejarte huella. Que mi lápiz no apriete el soporte.
Sin improntas, sin señales.
No habrá marcas imborrables.
Yo sólo quiero dibujar en tus sueños. En esos que no se recuerdan, pero que dejan una sonrisa ligera en el rostro cuando despiertas.




Para dibujar en los sueños puede hacer falta...

Una libreta en blanco, para que admita todos los trazos, puede ser que en el bosque de tu interior haya más líneas de las que a primera vista parece...

Pasar una tarde mirando las nubes, dejándo que sea cualquiera la forma que aparezca, permitiendo entrar a dragones y murciélagos en el imaginario... es importante no marginarlos 

Olvidar de qué color son los árboles, el sol, o las mariposas... es mejor que cada vez que lo dibujes tengas que elegir cúal color darles porque depende de la hora del día, de lo que hayas comido, o del humor que te pase por las arterias puede que lo veas en distintas tonalidades 

viernes, 9 de mayo de 2014

Ya no danzo al son de los tambores...

Quizás ser madre tenga un poco de eso, no dejar que nadie haga lo que tienes que hacer por ti. Por ti misma, para ti misma y para otros. Quizás por eso este camino converge con el otro. Quizás sea eso.

Porque dejamos que otro se encargue de nuestro cuerpo,
dejamos que otro se encargue de nuestra mente,
confiamos a otros nuestra salud, nuestra seguridad,
dejamos en manos de otros la educación de nuestros hijos,
su bienestar emocional en las palabras de expertos,
nuestra capacidad de decisión en la posición de la mayoria, o de los que piensan, o de los que mandan...

Quizás sea eso.

¿Porqué en un mundo de delegar no hablamos más de emanciparnos?

La maternidad es precisamente un punto de arranque para tantas ganas de hacer por una misma que no puede ser casualidad. La maternidad te agranda las orejas, te ensancha las pupilas, pero sobretodo de agranda el poder de ti misma. Si lo sabes intuir, si lo dejas hacer, si lo quieres asumir.

Porque no nos emancipamos, no bailamos al son de nuestro instinto, nuestro cuerpo, nuestro hij@.
Navegamos siempre en contra de lo que es tan nuestro, de lo que nos pertenece.
Navegamos todo el tiempo, sin contar con nosotros mismos.

"Yo vivo navegando sobre el tiempo, yo vivo navegando sin tus besos.
Yo vivo preguntando, no lo entiendo..."


Porque parece que curarnos de enfermedades es como internarte en una caverna oscura, donde otros te han dicho siempre que sólo ellos pueden poner luz, donde otros te han dicho que debes temer adentrarte porque son laberintos de donde no se sale. Donde viven oscuros seres a los que temer.

Ilustración: El cielo por el tejado


Donde otros me habían dicho que hay monstruos que aniquilar yo, desde la maternidad, con todo lo que me ha traido y las formas que he descubierto, sólo veo un río en el que nadar en favor de la corriente. Mi cuerpo y mi psique a favor de mi misma, respetuosa con la flora de la ribera, respetuosa con lo que soy, con lo que tengo, con mi cuerpo instrumento de tantas cosas sanas. Capaz de liberarse. Capaz de emanciparse.

"Sería bonito coger las estrellas con las manos.
Hacer un barco en el aire y navegar sin descanso.
Es que yo vivo navegando sobre una barca sin remos"

Sólo un paso atrás quedan los abandonos de mi cuerpo en otras manos. Sólo un paso atrás quedan las sensaciones de incapacidad, de no saber, de no llegar. Y es tan fácil volver ahí que ya no da ni miedo el retroceder, porque me sé el camino, y este camino es mio. Lo he trazado yo, a fuerza de pisar. Y lo seguiré trazando noche a noche y día a día. Mientras tomo poco a poco el poder de lo que me fue arrebatado.

Ya no danzo loca al son de los tambores de lo que otros quieran para mi, para mi cuerpo, para mi mente, para mi hijo, para lo que es de tod@s, para nuestro futuro...

Hay remedios caseros, pócimas y unguentos de nuestros ancestros, pomadas que traen esencias de plantas machacadas que curan por dentro y por fuera. Hay vendas que nunca se ponen en los ojos, se ponen en las muñecas para fortalecer, para luchar. Hay fórmulas que no son mágicas, son la fórmula de la vida y del poder sobre la misma.


"Confundir y confiar, para golpear despúes y confiar..."


El último de la fila "Ya no danzo al son de los tambores"




Niña Pastori "Yo vivo navegando"



Para emanciparnos desde nuestro cuerpo:

Un líbro: Anti-tóxico, de Carlos de Prada. Decidir sobre uno mismo y lo que le rodea con información.

Las medicinas alternativas, respetuosas con el cuerpo, que trabajan a favor de él, que confían en su lado sano: la homeopatía, la reflexología, la osteopatía...